Hoy ya no es suficiente con solo ahorrar bajo el colchón o en una cuenta de nómina, lo mejor es hacer que nuestro dinero se multiplique o al menos esté protegido contra la inflación.
Invertir siempre parece cosa difícil y para gente que tiene dinero, pero nada más lejos de la realidad. En México existen instrumentos accesibles en los que se puede guardar el dinero sin que pierda su valor o, incluso, haciendo que se multiplique. Basta con hacernos de un poco de cultura financiera para saber plantear las preguntas adecuadas.
Cuando nos estamos iniciando en el mundo de las inversiones y queremos armar un portafolio, lo mejor es hacerlo con la ayuda de varios asesores financieros que manejen diferentes productos en el mercado. Por eso, aquí te damos una lista de los 10 productos básicos para empezar a invertir y con quién recurrir para preguntar por ellos.
1. Pagarés bancarios

Este instrumento suele ser el más conocido, porque los bancos se han encargado de hacerles promoción. Se trata de papeles de deuda de la institución bancaria que se pagan con una tasa fija. En pocas palabras, le prestas tu dinero al banco y este te ofrece una tasa de interés como pago. Los hay de distintos plazos, pero lo importante es que te ofrezcan una rentabilidad igual o por arriba de la inflación; es decir, de 4%, para que realmente te resulte conveniente en términos reales. Estos instrumentos son buenos cuando requieres liquidez, quizá para guardar tu fondo para emergencias, y los puedes solicitar en cualquier banco.
2. Cetes

Los Certificados de la Tesorería de la Federación son instrumentos de deuda gubernamental, porque solo Hacienda puede emitirlos. Se trata de papeles que compras como garantía del préstamo que realizas al gobierno. Esto es, tu dinero es destinado para los proyectos que la administración en turno considere pertinente, y a cambio de ello, el gobierno te ofrece pagarte tu dinero con un interés determinado. Desde hace algunos años, los cetes ofrecen tasas que apenas cubren la inflación (4%) en el mejor de los casos, por lo que si inviertes en ellos saldrás tablas. No ganas ni pierdes, sino solo mantienes el valor de tu dinero. Resultan bastante más atractivos que las cuentas de ahorro comunes ofrecidas por los bancos, quienes actualmente ya no pagan por ahorrar. Entonces, al igual que los pagarés, estos instrumentos te convienen para metas de corto plazo en las que requieras liquidez, quizá el pago de un deducible de un seguro o tu fondo para contingencias. Los hay en plazos de 28, 91 días, seis meses y hasta un año. Hasta hace unos años, solo se podía acceder a los cetes a través de intermediaros financieros (bancos), pero gracias al programa CetesDirecto de la Secretaría de Hacienda, hoy puedes comprar y vender directamente mediante la plataforma en línea.
3. Bonos gubernamentales

Se trata de papeles de deuda emitidos por los distintos niveles de gobierno: estatal y federal, pero, por lo regular, los plazos son más largos (de cinco, 10, 20 y hasta 30 años). Al invertir tu dinero en estos instrumentos, le estás prestando dinero al Estado, por ejemplo, para obras de infraestructura, por lo que los rendimientos de tu inversión los verás hasta el término del pazo establecido. Aquí lo interesante es el pago de intereses periódicos (cada seis meses o cada año), que bien puedes reinvertir o retirarlos, según te convenga. Los bonos pueden resultarte atractivos para metas de largo plazo: un posgrado, un viaje alrededor del mundo o tu retiro. Puedes acceder a ellos a través de intermediarios financieros (bancos, fondos de inversión o casas de Bolsa), o directamente en el programa CetesDirecto de la Secretaría de Hacienda.
4. Seguros con inversión

Los seguros son productos financieros que representan un gasto, pues, como su nombre lo dice, son un plan de emergencia que tiene un costo para quienes lo cubren. Sin embargo, desde hace varios años, también pueden ser considerados instrumentos de inversión, cuando tienen un componente destinado para ello. Los seguros están regulados por ley con respecto a dónde y cuánto pueden invertir, por lo que no suelen ser de alto riesgo. La mayoría de ellos ofrecen portafolios ya armados, según tus intereses. Lo mejor es acercarte a distintas aseguradores, a través de sus agentes, para que evalúes cuál es el que te conviene. Las dos ventajas de invertir de esta manera es que un seguro te obliga a ser disciplinado –porque de otra manera es muy fácil que pierdas dinero por penalizaciones– y tu patrimonio queda protegido al mismo tiempo. Son instrumentos recomendados para metas de largo plazo, como el retiro o la compra de una casa.
5. Seguros dotales

Algunas de las características de estos seguros son compartidas con los seguros con componente de inversión, pues manejan plazos y riesgos similares. La diferencia es que los seguros dotales están pensados para que recuperes tu dinero al final del plazo en el que fue contratado, además de quedar asegurado. Los hay desde cinco hasta 65 años. Los más conocidos son los seguros educativos o los destinados para el retiro, pero la realidad es que tú puedes establecer la meta y plazo que quieres proteger. De igual manera, no son instrumentos flexibles, porque no te permiten decidir en qué instrumentos invertir, pero te obligan a ser disciplinado.
6. Ahorro voluntario en la afore

Esta opción no es tan conocida como debiera de ser, pero puede resultar bastante atractiva para metas de corto, mediano y largo plazos. Se trata de una subcuenta de tu afore en la que puedes invertir de manera voluntaria; es decir, nadie te obliga a hacerlo, y por la misma razón tú puedes decidir el monto que quieres destinar. Lo interesante aquí es que –restando los meses en los que han presentado bajas– las afores son productos financieros que tienden a ir al alza a lo largo de los años. Su tasa de rendimiento suele ser suficientemente superior a la inflación (han alcanzado niveles de hasta 12% anuales), por lo que pueden resultar efectivas para ahorrar para la compra de una casa, para poner un negocio o para comprar un auto de contado. Para invertir en tu afore de manera voluntaria solo necesitas solicitarlo a tu administradora de fondos. También puedes ahorrar voluntariamente para tu retiro y en ese terreno tus aportaciones hasta pueden ser deducibles de impuestos.
7. Fondos de inversión

Este instrumento ha permitido el acceso a un sinfín de instrumentos que antes solo estaban a disposición de grandes montos de dinero. Un fondo de inversión, como su nombre lo dice, se trata de la suma de la aportaciones de varias personas que se emplean para tener acceso a mercados como el de valores o deuda, ETFs o instrumentos estructurados. Funcionan mediante portafolios o carteras previamente armadas, donde el cliente puede conocer su composición e histórico de rendimientos. Hay más de 500 fondos en el mercado, por lo que seleccionar uno o varios debe ser una tarea a la que le dediquemos un poco de tiempo. Lo mejor es acercarse a un promotor para que nos explique la oferta que tiene y que mejor se adapte a nuestras metas y tolerancia al riesgo, pues los hay para todos los plazos y perfiles. Algunos fondos son ofrecidos en bancos, operadoras y casas de Bolsa, pero una de las figuras ideales son las distribuidoras de fondos, pues pueden ofrecerte una gran variedad de opciones y no solo las de una empresa en particular.
8. Bienes raíces

Este es un instrumento que tiene mucha tradición en nuestra cultura. “El patrimonio más importante del mexicano es su casa”. En realidad, no estoy tan segura que lo sea, pero es verdad: es una opción más, que si se plantea como inversión, puede ayudarnos a vivir de nuestras rentas en el retiro o nos puede ayudar a mantener un capital grande de manera pasiva. Es decir, invertir en bienes raíces no puede hacerse pensando en la liquidez, por el contrario, es una inversión patrimonial y de largo plazo, que requiere de la vigilancia y mantenimiento de la propiedad para que esta no pierda plusvalía y sea verdaderamente una inversión y no un gasto. No se trata de la casa en la que vas a vivir, sino de los bienes que ocuparás para hacer negocio con ellos. Lo mejor en estos casos es acercarse a un agente inmobiliario experto que pueda asesorarnos para armar un portafolio de propiedades.
Otra forma de invertir también en bienes raíces es a través de los fibras que se ofrecen en el mercado de valores. Para tener acceso a esos fideicomisos es necesario que te acerques a un intermediario financiero, como una casa de Bolsa. Más adelante publicaremos un artículo dedicado a ellos.
9. Mercado de valores (deuda y renta variable)

Las acciones y papeles estructurados –como los fibras, ETFs, CKDs, etcétera– son los instrumentos de inversión del mercado de valores por excelencia. Cuando inviertes en ellos, en realidad, le estás prestando tu dinero a quienes los emiten, por lo regular, a las empresas. Se dice que son instrumentos de riesgo porque al final del día te la estás jugando con esa empresa; es decir, ella va a utilizar el dinero captado en la Bolsa de valores para hacer su organización más eficiente y productiva, pero sabemos que las cosas no siempre salen como uno las planea. Entonces, si a la empresa le va mal, lo mismo sucederá con tu inversión. Por eso es importante que cuando vayas a invertir en Bolsa, te hagas de un buen asesor que te brinde el mejor servicio y manejo de tu dinero. Son ellos los que se van a dedicar a seguir el comportamiento de las acciones que hayas elegido para ayudarte a tomar decisiones de compra o venta. Incluso, actualmente, existen casas de Bolsa en línea que te permiten invertir de manera directa, sin asesoría y con montos de apertura de contrato bastante accesibles, pero ojo: antes de adentrarte en este tipo de inversión por tu cuenta es importante que tengas los suficientes conocimientos del mercado para tomar decisiones. Vista con una óptica patrimonial, la Bolsa es el mejor instrumento para cumplir metas de largo plazo, como el retiro.
10. Mercado de derivados

Los instrumentos derivados son opciones complejas de inversión que, bien utilizadas, pueden servir como cobertura de una empresa que maneja volúmenes de materia prima altos. También pueden ocuparse estos instrumentos para especular –como sucede con el mercado de divisas–, pero en esos casos es muy importante tener experiencia y desarrollar una estrategia, porque de otra manera, así como puede ganarse mucho, puede perderse igual; incluso, quedar endeudado. Es un mercado que se presta para muchas confusiones y fraudes, por lo que es necesario asegurarse de que el intermediario que se elija sea serio y tenga una larga trayectoria en el mundo financiero. De preferencia, debe hacerse con un banco o casa de Bolsa a través del MexDer. Estos instrumentos son para montos grandes de inversión que pueden soportar altos riesgos, y son más recomendados para metas de empresas que de personas.
Ahora que ya conoces un poco de cada uno de los instrumentos a tu disposición, indaga más en el que más te interese y, en la medida de lo posible, trata de diversificar tu cartera para que “no pongas todos los huevos en la misma canasta”.
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